La actual juventud sin futuro

8/09/2021

Daniel Cifuentes


¿Ha enviado más de 20 hojas de vida por CompuTrabajo y no lo llaman ni por error?, ¿es usted graduado de técnico, tecnólogo o  de pregrado?, ¿Tiene entre 16 y 28 años? Si su respuesta parece propaganda de Dolorán, pues déjeme decirle que usted es uno más de los jóvenes desempleados en Colombia, la tierra del olvido juvenil; donde se les catalogan como “Nini” (ni estudian, ni trabajan) y salen diciendo que es porque son flojos, no quieren hacer nada y son incapaces de afrontar un empleo. Una tierra que los asesina, los tacha de vándalos y de vagos que no tienen nada más que hacer por el simple hecho de reclamar que no ven oportunidad de un futuro laboral en un país que supuestamente funciona con meritocracia, pero a la hora de la verdad, no sirve de nada como dirían coloquialmente “estar más preparado que un Yogurt”, cuando el último de la fila en ser tenido en cuenta para el puesto de un trabajo es el joven graduado.

Es paradójico que, dentro del pensamiento común, figure el hecho de que entre más preparado se esté, más oportunidades de éxito son las que se tiene y esta es una verdad a medias. En Colombia actualmente el primer miedo que presentan los jóvenes que salen del colegio es: ¿Podré estudiar la carrera que quiero?, el segundo ¿Me quedo en Colombia o mejor me voy?, y no es de sorprender, pues según unas encuestas realizadas para enero del 2020 por parte de el periódico El Tiempo y la universidad El Rosario, después de encuestar a más de cuatro mil personas entre 18 y 38 años, el 50% se sentía estancado económica y laboralmente, el 36% veía como problema en sus municipios la falta de acceso a la educación superior y el 31% veía la desigualdad también como un problema marcado. 

El DANE dice que para mayo del 2021 el desempleo disminuyó a un 15,1%, a comparación del año pasado que para ese mes era de un 21,4%; aquí lo curioso es que para marzo del 2021 el desempleo para personas entre 14 y 28 años aumentó un 3,4% dejando en un 23,9%, donde más de dos millones de jóvenes no encuentran oportunidades laborales. Los que sí trabajan, trabajan de manera informal e incluso los que no pueden hacer nada, ya que esto no es ajeno a otro problema porque en los trabajos que los aceptan o que consiguen no les sirven como una buena experiencia laboral para la hoja de vida e igualmente no tiene absolutamente nada que ver para lo que se prepararon, siendo más un agregado que no suma, sino resta.

El futuro de los jóvenes en Colombia se ve más gris que cualquier cosa, pues tampoco, aunque terminen sus estudios de pregrado o tecnólogos un gran porcentaje trabajará en algo que no estudió. Pero no pasa nada, digamos que “se ponen la 10”, y se meten a un trabajo que no tiene nada que ver con lo que estudiaron con el fin de escalar y subir de puesto. 

Se escucha super motivacional esa frase, justificándose con la ley del esfuerzo, mostrando que eres capaz, único y especial. Cuando en realidad se hace lo mismo que una persona la cual no tiene un título, que con suerte obtienen un salario superior al mínimo, horarios extensos, pocos descansos o sin vacaciones, es algo deplorable. Un ejemplo de estos son los Call Centers como muestra de este tipo de trabajos, donde es desgastante y la salud de sus trabajadores no es la mejor. 

Esta es la imagen del día a día muchas veces, que termina siendo una más de las razones por las que muchas veces prefieren no estudiar una carrera, algo se ve desde el año 2018 cuando disminuyó en un 1,5% en las inscripciones para la educación superior, y eso ha ido en aumento con la llegada de la pandemia, la necesidad de solventar económicamente los hogares colombianos, donde el costo de estudiar una carrera y eso sin sumar la pésima calidad de aprendizaje con la educación virtual, hacen que pase a un segundo plano. 

Por estas razones los jóvenes prefieren estar trabajando desde un principio y quizás solo con un técnico, mostrando el mismo resultado de oportunidades. Uno piensa que preparándose de una mejor manera, una especialización o una maestría  será más fácil, pero se ve casi imposible puesto que es baja la posibilidad de obtener estos estudios, porque además de que es caro hacerlo, demanda mucho tiempo y espacio, demostrando que en Colombia solo el 3,1% de los colombianos tiene un posgrado y solo el 18% lo cursan aquí.

Todo esto deja en evidencia el hueco tan grande que hay en oportunidades de un buen futuro laboral en Colombia para los jóvenes, donde no se ve la verdadera idea de meritocracia sino más bien de un sinfín de incertidumbres en las futuras generaciones, donde se tiene que tomar partido para que se apoye la contratación de jóvenes en un trabajo conjunto de un buen gobierno y el sector empresarial. Apoyando a las medianas y micro empresas, siendo estas las que más generan empleo en el país, con verdaderos planes de acción para una contratación digna y no propuestas inservibles que se han visto que son desiguales como la teoría del goteo, entre otras que el gobierno actual ha buscado implementar.

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